Joseph Ndwaniye y su largo recorrido como escritor: desde Ruanda hasta Bélgica, Bolivia y Perú.

Es la primera vez que Joseph pisa suelo peruano. Él ha venido desde la lejana
Bélgica en un vuelo de más de 10 horas para formar parte de la "Fiesta de la Francofonía" gracias a la EMBAJADA DE BÉLGICA EN EL PERÚ y a la ALIANZA FRANCESA DE LIMA. Enfermero de profesión, pero escritor por pasión, cuenta ya con un libro publicado, uno por publicarse y otro en pleno proceso de escritura. Sus historias narran el encuentro de personas lejanas, pero que al mismo tiempo tienen una cercanía íntima y cautivante.
Aprovechando su paso por el Perú, nos sentamos unos minutos a conversar un poco con él, para saber más de su carrera literaria, su inspiración y su recorrido por los varios países que ha visitado.   

Hay una gran diferencia entra la medicina y la literatura, ¿Qué fue lo que te motivó o por qué razones decidiste escribir tu primer libro “La promesa hecha a mi hermana”?
 Bueno, yo no diría que hay una gran diferencia entre la medicina y la literatura. La gente que escribe son personas que han estudiado literatura o que escriben estando en un comienzo en otras carrera o profesiones diferentes a la literatura, lo importante es la inspiración. La medicina es una especialidad en la que existen muchas relaciones humanas, en la que hay contacto, mucho sufrimiento y temas que pueden inspirar a un escritor. Todavía no he publicado nada relacionado a la medicina pero tengo un cierto número de textos en mi gaveta que se remonta a mis experiencias con pacientes en el hospital. 

Cuando publicaste este libro, ¿había un objetivo personal al hacerlo o quizás un mensaje que querías transmitir? 
Mi historia del encuentro con la literatura es una larga historia, en el sentido que viene de mi amor por la lengua francesa. Yo comencé a aprender francés cuando estaba en el 3er año de primaria, tenía alrededor de unos 8, 9 años. Fue una lengua que me gustó por su musicalidad a tal punto que me divertía reteniendo las recitaciones de mis hermanos mayores a pesar de que no entendía, era más que todo la musicalidad de la lengua lo que me atraía y desde ese momento supe que era una lengua que me gustaba mucho. Unos años más tarde, en la secundaria, conocí a un profesor que me reforzó mi cariño hacía ésta. 
Ahora, de ese punto a escribir un libro, hay un gran camino. Jamás pensé en eso hasta en el 2003, cuando regresé a Ruanda, mi primera hija que comenzaba la escuela primaria, cogió un pequeño cuaderno y me dijo: “toma este pequeño cuaderno y escribe todo lo que te cuente mi abuela" por mi madre quien vive aún en Ruanda, "y así voy a poder leerlo yo misma sin que te pida que me cuentes nada”. Ella estaba orgullosa de saber leer y escribir, asi que tomé el cuaderno mientras estaba en Ruanda y al cabo de 2 días ya lo había llenado. Cuando regresé de Ruanda tenía 6 cuadernos como esos, eran alrededor de 600 páginas y las cuales después de un tiempo pasé a la computadora y luego fueron 300 páginas escritas a computadora que puse en un armario hasta el día en el que hablé con alguien que conocía sobre la literatura africana, quería saber qué es lo que pensaba y, mientras estaba en su casa, él me dijo que le parecía que el libro era interesante. 

Entonces, ¿cuál es tu lengua materna? 
Kinyarwanda, la lengua oficial de Ruanda. 

Leí que habías regresado a Ruanda después del genocidio, ¿cómo fue la experiencia de regresar? 
Yo he regresado varias veces. La primera vez fue en 1997, quiere decir, 3 años después del genocidio y me encontré con un país al que ya no reconocía porque no habían muchas personas a las que conocía, ya sea porque estaban muertas o porque se habían mudado al extranjero. Así que era algo extraño estar en una ciudad como por ejemplo la de Kigali, en la que conocía prácticamente a todos antes de partir y luego no encontrar a nadie. Fue raro. Y luego regresé en 2003 y luego en el 2007 y en el 2011 y cada vez que regreso intento volver a aprender a vivir en ese país que es el mío pero sobre otra base ,con nuevas personas y con una nueva forma de funcionar que yo no había conocido antes de irme fuera.
¿Cuáles son las repercusiones, desde tu punto de vista, en el pueblo de Ruanda? 
Repercusiones, no muchas creo. Bueno, en África no se lee mucho, y si se lee, no son muchas cosas literarias y a eso hay que aumentarle la dificultad de la difusión de los libros ya que los libros son muy caros. Un libro como mi primera novela cuesta alrededor de 17 euros y para alguien que vive en Ruanda esto es mucho, mucho dinero; así que una persona regular va a reflexionar un par de veces antes de comprar un libro. 
Para la mayoría de personas no es posible comprar un libro, así que los que nos leen son personas en Europa por lo que es difícil que la gente en África conozca mis libros y es lo mismo que les sucede a muchos otros escritores africanos.
Entonces podemos decir que en África resulta difícil de vivir de la literatura, ¿no? 
En Europa también es difícil. En África es más difícil de acceder, de poder leer ciertos libros porque no hay bibliotecas y los libros en las librerías cuestan muy, muy caro. No solamente no hay suficientes librerías, sino que las pocas que hay librerías venden los libros muy caros. Lo que debe de hacer el Estado es buscar una forma de vender los libros más baratos pero no es fácil , así que siempre ha sido un problema de dinero y si bien pueden haber personas a las que les guste leer, están imposibilitadas de hacerlo, así que siempre es difícil. 
Para vivir de eso, aún en Europa es algo difícil. Hay uno que otro escritor que puede vivir verdaderamente de la literatura. Todo el mundo trabaja y hace otras cosas para poder vivir de su pasión, como lo es la literatura, para poder vivir una vida normal, pagando el alquiler y todo. Pero admito que me siento muy privilegiado en el sentido que tengo otra profesión que me permite escribir sin ninguna presión de publicar con una agenda muy precisa , así que escribo a un ritmo que sigue mi ritmo de trabajo y el de mi familia. 

Leí que tu 3er libro tomaba lugar en Bolivia, ¿a qué se debe esto? 
Es una larga historia. Yo estaba en Bolivia en el 2001, en un viaje de mi profesión como enfermero, así que no tenía nada que ver con la literatura y tuve una simpática conexión con la gente de allá, de Bolivia, y decidí regresar y cuando recomencé a escribir me dije, bueno, voy a escribir un libro que hable sobre Bolivia, así que estaba claro que iba a escribir una novela. Yo regresé el año pasado, fines del 2012 ,comienzos del 2013 para hacer investigaciones para este libro, el cual va a ser publicado muy pronto ya que ya lo acabo de terminar de escribir. 

¿Qué es lo que haces aquí en Perú, qué te trajo? 
Bueno, desde un comienzo yo no debía de haber venido. En un comienzo yo tenía que haber estado solamente en Bolivia, ahora vale mencionar que cuando yo estuve en Bolivia el año pasado haciendo las investigaciones para mi novela, quería saber quién hablaba francés en Bolivia y fue así que me puse en contacto con la Alianza Francesa la cual no conocía antes y debo admitir que fue una verdadera sorpresa porque fui muy bien acogido por los amigos de la Alianza Francesa de Bolivia. El delegado general de la Alianza Francesa en Bolivia me dijo en algún momento que haríamos algo juntos en el futuro y hace unos meses me envió un mail si quería participar este mes en la fiesta de la francofonía y bueno habló con el Sr. Levy y recibí un email de él preguntándome si quería hacer una pequeña parada unos días en Perú y así entre en contacto con él, con Carla y también con la Embajada Belga y estuve muy sorprendido de encontrarme con este tipo de dinamismo, aquí en Perú, en Lima y tengo que confesar que es una gran placer de compartir con ustedes este instante.
Regresando un poco sobre tu primera novela, en ésta habían muchos datos y elementos autobiográficos que hablaban de tu vida y tienes planeado incluir estos elementos también en tus próximos libros? 
No, para nada. Aunque en general si, porque todos los escritores al escribir un libro, incluyen una parte de ellos mismos , ya sea directamente o mencionando experiencias que hayamos vivido nosotros mismos o historias que hayamos conocido a través de alguien más. En el 1er libro hay una gran parte, la 1era parte que habla de la infancia, que es algo muy cercano a mi historia personal, pero el resto del libro son fragmentos de historias de personas cercanas, personas que conozco y las puse juntas para hacer una historia que para muchos puede parecer una autobiografía pero no es otra cosa que historias de personas que no son de la misma familia, que no tienen el mismo número de hijos. Sin embargo, yo quería crear el efecto de que cuando un ruandés leyera un libro como éste pudiera encontrar algo de su propia historia ahí, ese era un poco el objetivo.
En los otros libros, en el “El Muzungu devorador de hombres” yo cuento la historia de personas que conozco, son 2 holandeses que van a Ruanda e intenté mezclar bastantes historias de personas que conozco para hacer una historia más o menos rectilínea. Claro, luego recibí cartas de personas que me decían, pero esa no es mi historia, y yo les dije, bueno, si lo es, un poco, pero es que ya no es solamente tu historia. 
En la historia de Bolivia, también hay una parte de mi pero es verdaderamente una historia de dos personas que se encuentran y tiene un poco también de algo que me pasó a mi. 
¿Cuáles son las dificultades con las que te has encontrado hasta ahora? ¿Has tenido dificultades? 
Personalmente, debo admitir que soy alguien suertudo. La mayoría de veces el camino de los escritores es muy difícil y duro, yo tuve la suerte de encontrar directamente un editor, yo no conocía nada del mundo de la edición pero envié cartas a varios editores y casi terminando un mes de mis envíos, obtuve mi primera respuesta. Tuve suerte porque las personas que escriben libros con frecuencia han sido rechazados por varios editores y yo tuve suerte de ser aceptado de una forma tan rápida. Así que con eso nunca tuve problema.
Con el 2do libro, hasta ahora puedo decir que también he tenido mucha, mucha suerte porque hay personas que esperan mucho tiempo para ser publicadas o que nunca lo son, a pesar de que estén escribiendo desde hace tiempo. Y también siento que he tenido suerte porque he podido compartir mis historias y es una suerte que tenemos todos los escritores de poder compartir nuestro universo que parte del silencio, de la soledad, ya que estamos siempre solos cuando escribimos, para luego poder compartir esto con todos, con gente de muy lejos, desde Bolivia inclusive, entre Bolivia y Bélgica hay 13 horas de avión así que confieso que es un gran privilegio y es gracias a que mis libros parten de historias de encuentro entre personas muy alejadas geográficamente.
Yo siempre hago viajes de ida y vuelta entre Europa, África y América del Sur y son con frecuencia largas distancias y visiones del mundo que no son siempre las mismas. En el fondo las personas de esos países y yo no nos conocemos y nos damos cuenta que cuando nos conocemos, nuestras visiones no están tan alejadas después de todo. Es por eso que mi escritura es casi siempre sobre el encuentro de las personas.
¿Cuáles son tus expectativas para lo que queda de tu estadía en Perú? 
Seguiré lo que me propone la Alianza Francesa, tengo un simpático programa, hay un encuentro literario mañana aquí por la noche. Hay un buen número de cosas por hacer y bueno, yo me dejo llevar. Siempre es agradable de poder compartir, así que propónganme cosas y yo los sigo. Además he podido conocer a Guy y Carine, que son compatriotas belgas, aunque Guy es más peruano que belga porque vive aquí desde hace años, así que podré compartir experiencias con ellos.
Terminada la entrevista, fuimos a la Peña Don Porfirio en la pasamos una interesante tarde con agrupaciones como LUNDU y CEACA.

* Un agredecimiento especial a la Embajada de Bélgica en Perú y a la Alianza Francesa de Lima.
Entrevista por: Blanca Segura
SOBRE JOSEPH NDWANIYE:
Joseph Ndwaniye nació en Ruanda en 1962, graduado en la Escuela de Asistentes Médicos de Kigali, trabajó en diversos hospitales de su país, vive en Bélgica desde 1986, donde obtuvo diplomas de Asistente de Laboratorio, Licenciatura en Enfermería y Máster en Gestión Hospitalaria. Nunca contó con las condiciones que le permitieran regresar a Ruanda, recién pasado el genocidio en el que perdió a muchos miembros de su familia, pudo realizar ese viaje, tantas veces deseado y que le condujo a una nueva realidad y a su primera obra.

Efectivamente, su carrera literaria la inicia con la novela La Promesse faite à ma sœur (la promesa hecha a mi hermana) finalista del premio Cinco Continentes de la Francofonía, obtuvo el premio Jean Bernard de la Academia Nacional de Medicina y el Prix du Marais, premio de los lectores de las bibliotecas de la ciudad de Lille (Francia); en ella sorprende al lector con una propuesta que dista de los testimonios que se han multiplicado sobre el genocidio en la Tierra de las Mil Colinas, sino que -con una voz muy auténtica y pura- Ndwaniye evoca el impacto ocasionado en las vidas de aquellos que escaparon de la matanza.

Posteriormente publicó “Le Muzungu, mangeurd’hommes” (El Muzungu devorador de hombres) -Ediciones Aden-, novela que ofrece un tiempo para explorar el país de las Mil Colinas a través de la historia de una joven pareja holandesa, una pareja blanca con ganas de acariciar lo desconocido y misterioso del continente africano, una mezcla de idealismo y egoísmo. Esta obra también es una oportunidad con la cual el autor, presenta con cuidadoso afecto las costumbres de su país y la hospitalidad de su gente, a pesar de su pobreza sin dejar de lado su dignidad ni su sabiduría de la vida. Actualmente trabaja en su tercera novela cuya historia se desarrolla en Bolivia.

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