Luis Alberto Medina Huamaní
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Universidad Nacional Federico Villarreal
Pool Muñoz Villanueva (Guadalupito, La Libertad, 1981) nos ha entregado su primera obra narrativa: Amores, inquilinos y perversiones que, heredera de las grandes obras de carácter realista en la literatura peruana y universal, es la radiografía de una sociedad invisible: aquella que existe manifiestamente, pero que ninguno o pocos quieren ver y aceptar.
El título o paratexto de la obra narrativa que hoy tengo el honor de presentar y comentar, es un acierto que hay que felicitar al autor. Los tres significantes que lo componen (amores, inquilinos y perversiones) connotan significados que se correlacionan estrechamente con el eje temático de la obra.
Así, el significante “amores” hace referencia al amor, pero no al amor romántico, idealista y perfecto, sino al amor perverso, al amor contradictorio, al amor que ha llegado a convertirse en desamor. El morfema que denota la idea de pluralidad (amor-ES), precisamente alude a esa complejidad irrepetible de sentimientos intensos, complejos, diversos, del ser humano que -partiendo de su propia insuficiencia, de sus propias insatisfacciones y fracasos- necesita y busca el encuentro y la unión con otro ser. Entonces, el amor, para el autor de esta obra narrativa, no es solo ese sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo, sino una tendencia constante a la unión afectiva, sexual y perversa con el otro, principalmente desde la perspectiva del hombre.
El inquilino, en sentido estricto, es una persona que ha tomado una casa o parte de ella para habitarla. En sentido más profundo, digamos en sentido literario, connota la enajenación, como una forma de desposesión, privación, desesperanza por algo o de algo, por un lado; y por otro lado, como una manera de apartarse de algo o de alguien. En este sentido, los protagonistas de Amores, inquilinos y perversiones, son, literalmente, “inquilinos”. En este último caso, son inquilinos de la vida, del amor, del mundo. Viven enajenados, apartados de la sociedad a la cual pertenecen, con los sueños y los anhelos ya perdidos sin más remedio que vivir el día a día, pero con ese insufrible sentimiento de fracaso, frustración y mediocridad. Las ideas hasta aquí expuestas se refuerzan con el tercer significante que compone el título, “perversiones”: esta expresión connota lo perverso, lo insano, lo vicioso.
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Aristóteles decía que la poesía es mímesis, y que la mímesis es imitación; es la representación de las personas y de los objetos como mejores, iguales o peores. La mímesis, en su sentido más amplio y contemporáneo, explica la génesis del idealismo, del realismo y el irrealismo. Mímesis es también todo lo imaginado, todo lo inventado, como una representación artística, original y creativa de la realidad. En tal sentido, una obra literaria es un discurso que representa, que crea o recrea un referente real o imaginado, un universo narrativo cuyos protagonistas, por lo general, son seres imaginados, pero sobre todo, moldeados de acuerdo a ciertos patrones culturales, sociales, sicológicos de una sociedad a la cual representan y pertenecen… y el escritor es un intermediario entre el hombre y la realidad que lo rodea.
Pool Muñoz Villanueva, conocedor de esta condición que caracteriza al escritor, con un estilo realista y un buen manejo del lenguaje culto y coloquial, y un excelente manejo de las técnicas narrativas modernas, como los diálogos directos, el uso del flash-back, el flujo de la conciencia, la narración paralela y el estilo de narración cinematográfica, nos demuestra que es un testigo de su generación, de su tiempo y nos entrega historias cargadas de realismo que el lector no podrá eludir.
Las acciones de los relatos aquí narrados fluctúan entre la gran ciudad y el terruño desde donde han migrado sus protagonistas para buscar mejores condiciones de vida: estudios, trabajo, amores, oportunidades… Cada cuento que conforma esta magnífica entrega, son cuadros de la vida cotidiana, íntima o familiar. Con estas historias, Pool Muñoz, heredero de un vasto acervo literario de la narrativa peruana y latinoamericana, interpela al lector, quien sentirá esa extraña sensación de estar leyendo la historia de alguna persona conocida: el vecino, el inquilino de al lado, el familiar o la suya propia.
Pool Muñoz representa bien la realidad del hombre actual en esta gran ciudad llamada Lima. Conoce bien las pasiones más intensas y oscuras del hombre, el deseo sexual como una forma de perversión, el fracaso y el sentimiento de frustración frente a la realidad.
Tal es el caso de “Celular phone entre Wilson y 28 de julio”, que es el título del primer cuento. Es la historia de Eugenio Bardales, un abogado de origen provinciano, “un hombre cobarde, fracasado y solterón”, que es acosado por los recuerdos del pasado, por las marcas sicológicas que dejan en un hombre las experiencias de la infancia o la juventud, esas malditas imágenes de los amores del pasado, pero sobre todas las cosas: esas sensación insufrible, insuperable de fracaso; en términos freudianos, son esas manifestaciones del inconsciente. ¿Cómo hacerle frente?, pues llamando a alguien para desahogar las angustias y las experiencias traumáticas del pasado que marcan la personalidad del hombre en el futuro.
En “El rito”, estamos frente a una narración paralela, con estilo cinematográfico. La escena principal, es un aula de clases. Donde el docente practica un peculiar estilo de comprensión lectora o “La convivencia”, que es la historia del fracaso de una vida de pareja. El amor de la juventud, llena de vigorosidad, de cosas hermosas, de sueños y promesas de matrimonio, de pronto, es una actividad rutinaria: todas esas cosas bellas que en la juventud alimentaron al amor, ahora pertenecen al pasado, y la historia real, actual es insoportable. Un hombre mediocre, sin oficio seguro ni fijo, una mujer desesperada, casi abnegada, que finalmente se libera del yugo machista y de la convivencia ya inaceptable, asesinando al marido y huyendo de su destino. Este desenlace ese connota des hechos particulares: por un lado es una liberación del yugo machista del marido, que aporta poco a la vida en común, y por otro lado, es el inicio de una vida fugitiva, insegura, inevitable.
“La patética historia del señor Cotrina”, es la historia de un periodista que siente el fracaso en carne propia, que vive solo, sin pareja, sin hijos, que visita los burdeles del centro de lima y siente repulsión por su propia persona. “Llámame” es un grito desesperado de atención, de comunicación y sociabilización de una mujer joven que vive sola en el mundo que habita, en una ciudad cada vez más caótica e indiferente a sus habitantes que son como invisibles… Mayra Campos, la protagonista, marca al 105 e intenta desahogar sus penas hablante con un empleado del escuadrón de emergencia… como el lector estará sospechando: esta es una historia casi fantástica, pero sumamente verosímil.
Para finalizar, y a modo de conclusión, hay una correlación entre cada uno de los cuentos que componen este volumen: todos sus personajes comparten las marcas indelebles que les deja la sociedad en la que vive: todos son víctimas de la época que les ha tocado vivir. Todos ellos pertenecen a la Lima que acoge a una sociedad posmoderna: la angustia, la desesperación, la desesperanza, la frustración, la soledad… son los monstruos poskafkianos que los persiguen; además de una buena dosis de violencia soterrada o evidente, pero también lo sarcástico, lo vicioso, lo perverso y el humor negro.
Añadiré que Pool Muñoz Villanueva nos entrega Amores inquilinos y perversiones, su primera obra narrativa que consta de 16 cuentos e incursiona en la narrativa peruana con mucha fuerza y talento propio. Estoy de acuerdo con los editores de Casatomada, que han señalado con buen tino, que este volumen “combina con acierto una dosis peligrosa de violencia, humor negro, sarcasmo y emoción” y, sin lugar a dudas, Pool Muñoz Villanueva, “es un testigo de su tiempo y que cada una de las historias que el lector leerá en este volumen, es una radiografía hermosamente cruda de la sociedad que vivimos”.
Lima, 02 de marzo de 2012.
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